Una de las promesas que nos ofrece la industria del mercadeo en redes es el de poder crear un buen estilo de vida, en un relativamente corto periodo de tiempo, una buena casa, autos y ahorros para el retiro, pero para ello es necesario lograr los niveles de liderazgo requeridos.
Existen en la industria algunos líderes que en sus etapas tempranas de liderazgo, que generan ingresos de mil dólares mensuales, esto por poner un ejemplo, que con esta cantidad de ingresos pretenden darse un buen estilo de vida, comprando cosas como ropa costosa, televisiones de plasma ó hasta un auto ultimo modelo, supercargado con rines de magnesio y sonido de 2000 watts.
Lo que en realidad están haciendo es el de amarrar su cheque mensual para pagar la parcialidad de esta auto y con esto estrechar fuertemente su nivel de apalancamiento, de tal forma que cando necesita comprar una herramienta, invertir en alguna convención, o en algún curso de capacitación no puede hacerlo ya que tiene el cheque comprometido.
En este punto es en donde debemos aplicar el concepto de gratificación diferida, es decir, poner las metas, el compromiso y el trabajo para después obtener los ingresos.
Lo que en realidad lo que debemos hacer es el de en lugar de comprar un auto nuevo, mejor comprar llantas nuevas para el auto usado, o bien si no tenemos auto, pues comprar un auto usado de contado que este en buenas condiciones. De tal manera que podamos tener para imprevistos en caso de hacerse necesario, o bien con esos ingresos hacer una promoción para el grupo y motivar e incentivar el crecimiento por ejemplo de de regalar algún obsequio al afiliado que logre algunas metas.
También existen algunas personas que comienzan a deshacerse de su patrimonio, es decir, a vender sus cosas para poder comprar herramientas, asistir a convenciones y cosas como esas, de tal forma que si no tienen la capacidad o habilidad para crecer en el negocio y se retiran de el quedan dañados y comienzan a hablar mal de la industria.
La recomendación es que no vendas tu patrimonio, que sigas en tu empleo o negocio tradicional, hasta que ganes dos o tres veces más de lo que ganas en él, y aun así consultarlo con la línea de auspicio para que ellos te orienten si ya es tiempo de que despidas al jefe.
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